viernes, 22 de junio de 2012

Anhelante oscura perfección

Con la mirada perdida en aquel suelo gris y la mente en blanco. Sin saber si aún respiraba o hacerlo se me había olvidado. Sólo oía el casi insonoro pitido que produce tanto silencio. Creyendo incluso contables las veces que parpadeaba. Seres entraban a la estancia y parte de mi subconsciente sabía lo que debía hacer. Todo permanecía vacío y en absoluto silencio. Una mirada acompañada por una pícara sonrisa, llegó a mi mente cual rayo a la tierra. Me hizo alzar la vista al frente. Quedé en estado atónito. Mi mirada se fijaba en cada detalle, a pesar de haber algunos metros de distancia. Así quedé mientras lo observaba. Había olvidado su ausente presencia. Ahí estaba él. De vestimentas oscuras. Completamente ausente ante todo. Su mente viajaba por otros mundos, que aún desconozco. Su semblante estaba ahí. Inmóvil. Sin la mínima intención de reaccionar. Detallé su pelo, del mismo nítido negro que formaba su aura ya inexistente. Ese que cubría parte de su rostro. Justo entonces recordé el momento en el que atendía sus heridas. Había apartado esa parte descubriendo por completo su rostro. Pensamiento que duró un instante. Mi mente volvió al presente. Continué perdiendo la mirada detallando su rostro. El delíneo negro de sus ojos, cuyo color hipnotizante sigo sin poder definir. Facciones indiscutiblemente perfectas, adornadas con el delicado surco de sus labios y cubiertas por el tercio claro tono de su piel. La oscura perfección estaba en él y toda mi atención captada por ella. Deseé oirlo llegar de su viaje. Anhelando envolverme en sus brazos. Quería estar cerca de él en cuanto volviese... Esperaba su regreso.

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