martes, 6 de diciembre de 2011

El miedo de que fuese real

Esa mañana me levanté exaltada, nerviosa, triste, desilusionada, envuelta en sudor y lágrimas.
Apenas dormí unas horas después de despedirme. Pero fueron las horas más largas y dolorosas que pueda recordar.
Fue por un sueño. Un sueño que parecía, en  un principio, ser el más maravilloso de todos. Por qué? Por la sencilla razón de que me comprometía a estar con él, el resto de mis días y mucho más allá de ellos. Porque esperaba por mí en un altar, en el bosque, en medio de la nada, con todas las personas mirando mi llegada hacia él, vestida de blanco. Un blanco que no mostraba la pureza de mi ser, sino la de mis sentimientos.
Al llegar, cogió mi mano y ambos sentimos en ese momento, que ésto sería mucho más que un "para siempre". Ambos podíamos sentir lo que sentía el otro. Cada recuerdo, cada palabra. cada suspiro. Sin dejar de mirarnos a los ojos, porque en cada mirada nos lo decíamos todo.
Pero eso terminaba en el momento de aceptar unir nuestras vidas. En el momento en que mirábamos a los allí presentes. Todos esperaban una respuesta. Pero en ese instante, sentía su mirada, mientras yo observaba las caras de felicidad al ver hasta dónde habíamos llegado. Giró mi rostro con delicadeza. Con sus ojos brillantes, debido a la lágrimas que intentaba ocultar, dijo "Lo siento, pero no puedo. De verdad, discúlpame. Espero que me perdones algún día..."
EL "Sí, acepto." nunca llegó...
El pánico se apoderó de mí. Ahí estaba. Inmóvil. Sin respiración. Con el pulso sin control. Rota. Vacía. Sin mediar palabra. Viendo cómo se alejaba sin mirar atrás...
Todo a mi alrededor estaba vacío. Sin vida. Hasta que desapareció.
En ese momento reaccioné. Me negué a aceptarlo y corrí tras él. Corrí por todo ese bosque. Temblando. Muerta del miedo. Gritando su nombre hasta notar quedarme sin voz. Pero no volvió.
Caí y conmigo, todas las ilusiones, todas las esperanzas. Todos nuestros sueños y planes de futuro. Todos y cada uno de los momentos que vivimos juntos.
En ese momento desperté, pero sentía que aún seguía allí...
Sé que no fue más que un sueño, una pesadilla. Que seguramente haya surgido de nuestra última conversación la noche anterior. Pero necesito sentir que nada de lo que he vivido con él lo he soñado. Que ese fruto de mi subconsciente no será real.
Que no pasará....
...Unidos Para Siempre...

No hay comentarios:

Publicar un comentario